Señora, a vuestros pies me postro
humildemente
y con gesto suplicante,
cuando el viento fiero y desafiante
me llena de tristeza, en esta tarde,
porque mi vida que depende de esos mares
no quiere perder lo mas querido
en las crueles tempestades
Dicen que cuando el viento azota
y mueve a su merced el barco
solo vos Madre, con amor infinito
lograis sosegarle,
para que ese mar bravo y duro
se serene y se calme,
dejando que el barco
siga libre su curso
y vos con vuestro manto
al marinero acojais
pues os tienen Señora
en rl altar mas grande,
donde siempre se tiene
el amor de una Madre.
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