miércoles, 1 de abril de 2009

Señora, a vuestros pies me postro

humildemente

y con gesto suplicante,

cuando el viento fiero y desafiante

me llena de tristeza, en esta tarde,

porque mi vida que depende de esos mares

no quiere perder lo mas querido

en las crueles tempestades

Dicen que cuando el viento azota

y mueve a su merced el barco

solo vos Madre, con amor infinito

lograis sosegarle,

para que ese mar bravo y duro

se serene y se calme,

dejando que el barco

siga libre su curso

y vos con vuestro manto

al marinero acojais

pues os tienen Señora

en rl altar mas grande,

donde siempre se tiene

el amor de una Madre.

Manola

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