miércoles, 10 de julio de 2013

Festividad de San Cristóbal 2013

Esta mañana hemos celebrado la festividad de San Cristóbal en nuestra parroquia. A las 12 de la mañana se ha celebrado la Eucaristía solemne en el templo parroquial presidida por D. Fernando sacerdote natural de Marín acompañado de D. José nuestro párroco. la Eucaristía contó con la presencia de la Alcaldesa de Marín Doña María Ramallo acompañada de otros miembros de la corporación municipal. Al termino de la Eucaristía salió la procesión por las calles de la ciudad, acompañada de la agrupación folclórica "Os Chaneiros".





Señor mío, concede que mi mano sea firme y el ojo despierto para
que ningún hombre por mí reciba daño o sea muerto.
Tú me diste la vida: concede que por acto mío no sea tu don divino quitado o mancillado
sin remedio.
Protege, Señor mío, del fuego los que conmigo van y de toda calamidad,
así te ruego; enséñame a usar del automóvil, para cumplir la necesidad ajena;
a no perder tu mundo por deseo insano de velocidad, para que yo así
pueda con alegría y amor seguir mi camino.
Amén.












Historia

Su martirio aconteció en la persecución de Decio, entre los años 249 y 251.


Según la tradición, fue el hijo único de un rey cananeo; nació en Sidón o en Tiro. Antes de ser bautizado se llamaba Relicto. Era un verdadero gigante por su estatura, de abundante cabellera y mirada profunda; despertaba en todos una gran simpatía.
Mientras fue pagano, pensó sólo en aventuras. Su sed de gloria le impulsó a poner su espada al servicio de "el que sea el rey más grande de la tierra", decía con entusiasmo. Y por esto, dejando su patria, fue a luchar para el emperador de Roma.
Sirvió sucesivamente a un rey -dependiente de Roma- y a Satanás, pero encontró que ambos carecían de coraje, el primero aterrorizado siempre con el solo nombre del pecado, y el segundo asustado por el signo de la cruz. Durante tiempo buscó nuevo maestro y encontró a un ermitaño cristiano, quien le habló de ofrecer su vida a Cristo y lo bautizó.
Además el ermitaño lo instruyó en el conocimiento de los misterios de la fe verdadera. Le preguntó entonces Relicto al ermitaño: "¿Cómo he de servir a mi nuevo Señor?". Le responde éste: "Con la oración y el ayuno". "No sé rezar". "Ayuna, entonces". "¿No ves mi corpulenta estatura? He de comer más que los otros para sostenerme". "Sírvele entonces con tu estatura y tu fuerza. Ayuda a vadear el río a los caminantes que lo necesiten".
Se desarrolló este diálogo, al parecer, cerca de la ciudad de Samos, en la provincia de la Licia, adonde Relicto se había dirigido. Obedeció exactamente al eremita.
Su cuerpo gigantesco empezó a transportar sobre sus hombros a los que no se atrevían a vadear la corriente. Y así una temporada; hasta que un día vio un niño en la ribera; y habiéndole pregunta-do qué deseaba, el pequeño le respondió que le pasase a la otra orilla. Lo puso al hombro, creyendo que el peso sería insignificante.
Cuenta uno de sus biógrafos que: «Cristóbal entró animoso al río con su báculo (una vara con la que solía ir a todas partes), como jugueteando con las olas; pero a los pocos instantes se iba a pique, arrebatado de la furia de las aguas. Crecían éstas;  se hinchaban las olas; procuraba él cortarlas valientemente, haciendo pie firme en la arena; pero nada le valía, porque el Niño que llevaba en sus hombros le abrumaba tanto con el peso, que si Él mismo no le diera la mano, en ellas hubiera hallado su sepultura. Rendido, sudando y gimiendo, salió a la orilla y admirado puso al Niño en la arena y le dijo:
"¿Quién eres, Niño? En gran peligro me has puesto. Jamás me vi en riesgo de perder la vida, sino hoy, que te llevé sobre mi espalda. Las aguas aumentaban su enojo, y Tú ibas multiplicando tu pesoNo pesabas tanto al principio. ¿Quién eres, Niño, que tan en la mano tienes hacerte ligero o pesado? Creo que más pesas Tú que el Mundo..."
Y entonces oyó Relicto la respuesta, en la cual se le señalaba, precisamente, el nombre que habría de adoptar en el Bautismo:
"Te llamarás Cristóbal, porque has llevado a Cristo sobre tus hombros. No te admires de que yo te pese más que el mundo, aunque me veas tan niño; porque, realmente, peso yo más que el mundo entero. Yo soy de este mundo, que dices, el único Creador; y así, no sólo al mundo, sino al Creador del mundo, has tenido sobre ti. Bien puedes gloriarte con el peso: Yo soy ese Señor que buscas. Hallaste ya lo que deseas y a quien has servido tanto en esas obras piadosas. Y aunque sobra mi palabra para crédito de mi verdad, pues sólo porque yo lo digo tiene su firmeza la fe, ejecutaré un prodigio para que conozcas la grandeza de este Niño pequeño. Vuélvete a tu casa, no tienes ya que temer las olas. Fija en la tierra ese árido tronco que te sirve de báculo, que mañana lo verás, no sólo florido, sino coronado de frutos"».
A la mañana siguiente el bastón se había transformado en una palmera llena de frutos. El milagro impactó a muchos. Con la alegría de ser un discípulo de Cristo, Cristóbal se encargó de anunciar en toda la ciudad de Samos el Evangelio produciéndose muchas conversiones,
Ante esta situación el prefecto de la región de Lycia, apoyado en los decretos del emperador Decio, persiguió a Cristóbal; fue encarcelado y después de ser torturado, fue decapitado. La leyenda griega (llena de relatos fantasiosos) puede pertenecer al siglo sexto; y hacia la mitad del octavo la encontramos extendida por Francia. Originariamente, San Cristóbal era sólo un mártir, y como tal es recordado en los viejos martirologios. Es considerado patrono de “los que llevan a otros” y por ello de los automovilistas, transportistas, etc.

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